domingo, 2 de octubre de 2011

Más compás.



Al día siguiente, viernes 30, nos mandaron traer cartulinas rojas y blancas con la promesa de que seguiríamos con el juego del día anterior. No nos imaginábamos que algo tan simple pudiese dar tanto juego. Nos pusimos manos a la obra y pudimos ver las mismas ideas del jueves reflejadas al día siguiente, pero aún con más fuerza. En mi opinión, lo más bonito fue rodear la mesa para contemplar el trabajo de todos juntos. La visión parecía la de una ciudad bicolor, un mar ''atlético''. 

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