Puede que nos pase justo al contrario.
El cómo, es lo que hay que poco a poco ir descubriendo. Hay momentos en que cuesta ver el fin de todo esto. No consigues nada en claro y el trabajo es demasiado constante. Pero a veces parece que comprendes todo, mientras vas a por un café, o como cuando dos personas comparten la misma idea de felicidad y por un instante ésta se hace realidad. O algunos ratos en el jardín. O que valoren todo ese trabajo positivamente. Empiezo a comprender que el truco está en creer en lo que amas.
Sé por qué estoy aquí. Estoy seguro. Soy feliz. Y quiero hacer feliz a las personas a partir de eso. Puedo cambiar el mundo con mis manos y mi cabeza llena de elefantes. Por ejemplo, puedo generar imágenes idílicas que la ciencia se encargará de corregir. Puedo volar, puedo pensar por los demás o que los demás piensen por mí y hacer lo que pidan. Puedo crear historias. Puedo traer trajes de baño a Madrid. Puedo aprender más que en ningún otro sitio, estando en todos. Puedo expresar todos mis "yos" aunque a veces dé miedo. Cada proyecto tiene una personalidad. Si no la tiene, no merece existir.Veinticuatro horas, veinticuatro proyectos.
Venid aquí, que aquí se está bien.
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